martes, 26 de enero de 2010

Invisibles

De recortar el tumultoso albedrío,
sobrio sobre los pies,
mareado en todas partes.
No la ve, no recuerda.

La barba maligna del creador,
cual león epicéntrico
conlleva al atardecer;
crece con la luna, se apaga en los ocho.

Mareado, confundido por ser menester
cómo es que las aguas son rosadas
y no cuadradas.

Débil y burdo intento por recorrer la marchas,
cual caballero armado
viaja venciendo maderos invisibles,
coordinando el cuerpo deforme de su mentor.

Confiar en el canto de las plagas:
"ruiseñor, ruiseñor, hoy comienza
el gato de la duda, diez y ocho trece cuatro."
Nunca fomenta.

Recoveco argonauta,
tu sueño viaja calmando el horizonte,
y la cresta de los matutinos, ¡que se calma la tardanza!
¡María no lo representó! ¡Tu suegro no comió!

Cazó sollozos
y recordó la par de su capítulo,
revolvió la matanza resurgida
y palideció como ocho gatos.

domingo, 20 de diciembre de 2009

El Sur

Hemisferios, momentos que divagan; tu padre reza a nuestro dios, y ni aún así podría obtener los frutos de su cosecha; recolecta aventura, recolecta experiencias, pero nunca llegará a lo que tanto ha soñado. Toda una eternidad ha sido así.
Las fantasías, intuye, son al final sólo fantasías, sin importar quién haya parido a quién. Si nuestra diosa dio a luz a tu dios, si el lenguaje que ustedes usan es robado del nuestro o si la enemistas de ambos mundos durará para siempre... eso ya no importa, la cara indescriptible del ser innombrable está presente, y nos mira con odio.
Uno a uno vamos cayendo, y antes de hacerlo yo, veo las almas de mis iguales dejar sus cuerpos; no todas son iguales, no todas pesan lo mismo; o tal vez mienta, como un juego de niños, alguno de esos en los que puedo resultar regañado o azotado por jugar.
La importancia de recordar a tu creador, la importancia de tacharlos a todos de locos y seguir tu camino; porque tú ves lo que otros no, tú no deliras ante el que no existe. Gritas, lloras y pataleas por tu humanidad, por recordar que sigues los caminos del demonio, pero lo disfrutas, conoces la verdades más allá de cualquier respuesta a medias, y no tienes que rendirle tributo a nada ni nadie. Tu recompensa es la libertas espiritual; pero tu castigo, el silencio.

martes, 8 de diciembre de 2009

Expresiones, Vol. 1

Me caga escribir.
En serio, odio mi redacción, mis cuentos son estúpidos y mi manejo del realismo es pésimo (si es que podemos ubicar ahí mi trabajo).
Siento que escribo como niña de quince años a la que acaban de cortar.
Y sin embargo sigo escribiendo, sólo para expresarme un poco y presumir mi ortografía.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Mis quintas lunas

Qué mejor que los oleajes, bellos y tranquilos, forzando las memorias de la gente indiferente, mirar e ilusionar, recordar la puta ilusión. Volvimos, volvimos y voló la forma.
¿Qué recuerdas? ¿Qué chingados recuerdas?

lunes, 30 de noviembre de 2009

Lo que usted me hace sentir

Y he de decirle que, una vez más, me quedaré en la posición de perro faldero.
Esta vez no es porque no pueda, los años han dado sus frutos; en cualquier momento haría mi movimiento, un detalle, una flor, una canción... simples herramientas para llegar a mi cometido. La lindura siempre ha sido una excusa, mademoiselle, no debe creerle a tantos lobos que rondando están.
No, no, no. La razón por la que no quiero seguir, la razón por la que prefiero ser ese idiota sonriente que siempre está ahí es, simplemente, la estima que le tengo. Es difícil de explicar, es idiota, cualquier otro hombre me llamaría un cobarde, pero la verdad es que no quiero arruinar ésto: no quiero verla de otra forma, no quiero que la perfección se vea corrupta por unas cuantas palabras y unos besos sin sabor.
Pero, más importante, y por otra parte... no quiero perder la imagen que tengo de usted: en la más alta estima, en un cúmulo de perfección. Aprendí hace mucho a no dejarme llevar, a intentar mantener todos mis aspectos sociales en orden, y así ha sido. Pero se siente tan bien tener a alguien a quien estimar de esa forma, se siente tan bien sonreír con el solo hecho de mirar su rostro que no quiero que eso acabe. No, no quiero que acabe.
Prefiero mil veces quedarme como un pretendiente anónimo que perder la magia, y es que al fin volvió, al fin puedo decir que algo me hace así de feliz.

lunes, 3 de agosto de 2009

El daño que hemos causado

Y como él era el más débil...
Ni siquiera lo meditamos (como si realmente lo necesitáramos), y lo tomamos de los brazos. ¿Luchar? ¿Resistirse?
¡Sí, sí, sí, por favor! Y es que es un disfrute, ya lo sabes, otra forma de placer; muchos de nosotros podríamos decirte que amamos más matar que el sexo, o cualquier otra droga; muchos de nosotros lo hacemos.
Y bien, aquí estábamos. El muchacho pataleando por salvar su vida, con una resistencia que nunca esperarías de un chiquillo así, flacucho y tonto. ¡Pero, señores, parece que el instinto de supervivencia es una cosa fuertísima! ¿Te imaginas?
Y es que aquí, señoras y señores, no luchas por un enojo, una afrenta o para enaltecer tu dignidad. ¡Luchas por tu vida! Afortunadamente, nadie nunca nos gana.
Daba saltas y saltos, pero, como lo teníamos bien agarrado de los brazos, no representaba amenaza alguna. Entonces sólo lo tiramos, y comenzamos a romperle las piernas a pisotones.
¡Oh, y cómo disfruto el crugir de los huesos! ¡Oi! ¡Oi! ¡Oi! ¡Oi!
¿Y bien, así de débil? Gritos de dolor, llanto y llanto. Y es que, el daño que hemos causado, qué hermoso que es...
Pero entonces pensé que, tal vez... que tal vez...
Me alejé un poco y subí a la camioneta, tomé la 22, y mientras los demás gozaban de la matanza, le di un tiro a cada uno.
El chico entre llantos me mira, y yo le respondo:

-Deus ex machina, señorito.

jueves, 30 de julio de 2009

Siempre he querido matar - Ella

"Corro como loca. Y es que, güey... ¡cómo me puede pasar ésto a mí!"

"¡No, no, no! ¡Algo está mal con esos dos! ¡En serio me quieren matar!"
"¡Y justo ayer perdí mi celular, no mames! ¡Me van a matar!"

"¡Allí está, güey! ¡Allí está!"
Me alejo, corriendo lo más rápido que puedo. ¡Ah, me caga! Tiro mis zapatillas, sólo me estorban, y ésto va en serio. Nunca pensé que esos dos... que esos dos fueran a hacer algo así, no mames.
Pero me van pisando los talones. De hecho, ellos ni siquiera corren, yo soy la que corre y jadea, yo soy la que está en peligro; me están cazando, se siente como si me estuvieran cazando... porque lo están, ¿no?

Corro hacia la parte boscosa. Es un alivio que aún haya áreas verdes con muchos árboles por aquí.
Sí, sí, seguro que no me encuentran. Voy corriendo hecha la madre. Escucho sus gritos, "¡güey! ¡va por allá, hay que agarrarla!", "¡sí, güey! ¡jajajah!".
Son unos cínicos. Siempre lo han sido, y tan bien que se veían. Porque digo, incluso... güey, me he besado con ese tipo, ¡no mames! ¿Y ahora me va a matar?

Encuentro un lugar para esconderme, están lo suficientemente lejos, no me van a encontrar, me voy a esconder bien.
Sólo los oigo algo lejos, es seguro que ya no me encuentran, sí, sí... pero...

Oigo sus voces, ellos no se marchan, y... sí, creo que ya se alejan, ya se van. No los oigo.

Llevo un rato escondida, y creo que ya no están, es seguro.
Y güey, si tuviera mi celular, si no hubiera salido hoy, no mames... ¡no hubiera salido hoy, qué le hago caso a mis amigos, si de por sí no iba a hacer nada esta noche!
Pero ya, cálmate, todo va a pasar, ya, estás viva...

Me levanto, me sacudo las hojas, y camino lentamente entre la zona boscosa hasta la carretera, sí, sí, nada pasa...

¡Pero güey! ¡Son ellos, ya vienen, corren!
Yo también corro, me adentro... y tropiezo. ¡Puta madre! ¡Puta madre! ¡Ya, hasta aquí, no!

Se acercan y me patean, me golpean y manosean. Él toma un trapo y e intenta que yo lo huela... ¡no, güey, no!
Grito, pataleo y lo aparto de mí, lucho por mi vida, pero el otro me toma de las manos y...

Estoy dormida.